miércoles, 23 de junio de 2010

Una operación contra la trata de mujeres en Lugo vuelve a evidenciar la realidad del negocio abortista

Entre los imputados, el ginecólogo Juan Carlos Abuín, quien cobró 600 euros por el aborto sin anestesia al que sometieron a una de las mujeres -"si no abortas, vuelves a tu país en una caja de pino"- que sufrió además una grave hemorragia.

El sumario de la Operación Carioca contra la prostitución ilegal en Lugo,por la que se veían sometidas mujeres procedentes de Brasil, revela las amenazas que sufrió una prostituta que fue obligada a abortar en una clínica abortista sin anestesia y sin los medios adecuados. El negocio abortista vuelve a evidenciar su total falta de escrúpulos, y sólo se ha llegado a conocer este hecho por la operación abierta contra la trata de mujeres, lo que tambien cuestiona el celo inspector y más bien apunta a la impunidad con la que operan en estos centros.

Según ha informadola cadena SER, que no cita el nombre de la clínica abortista, la juez de Lugo investiga, entre otros, los presuntos delitos de prostitución, inmigración ilegal, cohecho y aborto. La investigación apunta qye un cliente conocido como Richard dejó embarazada a una de las prostitutas a la que se le oligó a abortar en una 'clínica' a la que acudió acompañada de su novio. Lo hizo amenazada por su pareja que le dijo: "si no abortas, vuelves a tu país en una caja de pino".

El aborto se perpetró sin anestesia y una vez en casa, la joven no paraba de sangrar, pero su compañero se negó a llevarla a un hospital y, según ella, la encerró para que no pudiera salir a la calle. El ginecólogo, Juan Carlos Abuín, imputado también en este asunto, cobró 600 euros por su trabajo.

La Operación Carioca ha desmantelado prácticamente la prostitución ilegal de los clubes de Lugo. Las primeras detenciones se produjeron en octubre de 2009 y salpicaron a los dueños de media docena de casas de citas y numerosos agentes de la guardia civil, la policía nacional o la policía local de esta localidad gallega. Todos ellos ofrecían cobertura a los clubes de alterne investigados a cambio de no pagar por los servicios sexuales de las meretrices.

Según la investigación fue el agente de la policía local José Ramón Vázquez del Río, amigo de Richard y en prisión provisional desde octubre de 2009, el que medió ante el dueño del local en el que ejercía la prostitución esta mujer para que abortara

Origen de la operación

Todo empezó con unas escuchas telefónicas en la Nochebuena de 2008, de ellas derivó la principal operación contra la prostitución ilegal en Galicia en los últimos años con 28 detenidos y seis imputados, entre ellos un ex cabo de la Guardia Civil, un inspector de la policía local y un agente adscrito a la unidad de extranjería.

La juez que instruye el caso les acusa de ocho delitos. Según el auto judicial, colaboraron con el principal acusado, un proxeneta de Lugo que introducía mujeres extranjeras de forma ilegal haciéndolo a cambio de favores sexuales.

La operación desencadenó una operación policial sin precedentes con registros en toda la red de clubes de alterne de la provincia, incluso el ex delegado del Gobierno en Lugo ha declarado como imputado como presunto autor de la omisión del deber al perseguir un delito.

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Entrenarse para una guerra es igual de peligroso que librar una guerra


No es la primera vez que las matemáticas consiguen derribar nuestras intuiciones. En este cálculo realizado por Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner, se derriba otro bastante contraintuitivo: que ir a la guerra no es tan peligroso como parece: desde 1982, han muerto unos 42.000 militares estadounidenses en activo, es decir, aproximadamente el mismo número de norteamericanos que mueren en accidentes de tráfico en un solo año.

Lo que lleva a otro cálculo todavía más extraño: que mueren tantos soldados entrenándose militarmente como soldados mueren en el campo de batalla.

Desde 2002 hasta 2008, Estados Unidos ha estado librando sangrientas guerras en Afganistán e Irak. Entre el personal militar activo hubo una media de 1.643 muertes al año. Pero en un período igual de tiempo a principios de la década de 1980, cuando Estados Unidos no estaba luchando en ninguna guerra importante, murieron más de 2.100 militares cada año.

Es cierto que el ejército era mucho más grande en 1988 (2,1 millones) que en 2008 (1,4 millones), pero incluso la tasa de mortalidad en 2008 era más baja que en ciertos tiempos de paz.

Probablemente, parte de esta mejora se debe a la mejor atención médica. Pero un dato sorprendente es que la tasa de muertes accidentales de soldados a principios de los años ochenta era superior a la tasa de mortalidad de fuego enemigo en todos los años en que EEUU ha estado combatiendo en Afganistán e Irak.

MTV Rockgol

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